Con la globalización, las Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC) han tenido un papel fundamental en el nivel de competitividad de todas las economías. Los estudios realizados en la última década han demostrado que la diferencia de productividad entre los países tiene mucho que ver con la utilización de las TIC.
Las empresas latinoamericanas actualmente se encuentran en la adopción de tecnologías de la información para aumentar su competitividad en el mercado internacional, permitiendo a las organizaciones a dar uso de estas tecnologías, proteger sus activos y velar por su continuidad de negocio.

Comencemos este artículo con datos que nos demuestran el por qué es de alta importancia aprender la ciberseguridad para todos. En el mundo hay un ataque de hacker cada 39 segundos, el ataque WannaCry afectó a 300.000 computadoras en 150 países. Según el último balance de la Policía Nacional sobre el cibercrimen en Colombia, en el 2018 los delitos informáticos tuvieron incremento del 33%, respecto al año anterior, y afectaron a más de 500 empresas del país. Dentro de las afectaciones hubo pérdida de información, daños en la infraestructura, suplantaciones, estafas, revelación de información confidencial, acoso en redes sociales afectando la reputación y economía de personas, familias y empresas de todo el mundo. Controlar este delito no es un desafío menor, pues las autoridades se enfrentan a un crimen que también trasciende las fronteras y los datos están cercanos para Latinoamérica. De hecho, el Foro Económico Mundial señaló los ciberataques como uno de los cinco mayores riesgos globales en 2019 y alertó por su expansión y potencial disruptivo.

Cada vez más, las empresas dependen de la tecnología y de proveedores externos para el desarrollo de actividades críticas, como por ejemplo el almacenamiento de los datos de los clientes en la nube, esta forma de trabajo hace a las empresas más vulnerables a los ataques cibernéticos, por lo que es fundamental que las organizaciones se protejan de los posibles ciberataques mediante una tecnología más segura, mejores herramientas y procedimientos de prevención.

En este contexto, para diseñar la estrategia más adecuada es importante conocer lo mejor posible el perfil de los hackers y cuáles son sus motivaciones para atacar los sistemas de las empresas.

Los especialistas en ciberseguridad citan los cuatro tipos de atacante más habituales:
– Cibercriminales con motivaciones financieras.
– Ciberdelincuentes apoyados por los gobiernos.
– Hacktivistas Personas o grupos de atacantes que están  motivados por la política o la religión para generar ciberataques.

– Empleados deshonestos.
En buena parte de los casos, los ciberataques se ejecutan con métodos muy sencillos, como el phishing (el hacker se hace pasar por un técnico de una compañía reconocida para que el empleado, que confía en esa empresa, haga clic en el email y le dé acceso a su ordenador). El secuestro de información ransomware – wannacry (programa malicioso que ingresa al sistema, cifra archivos y luego pide un dinero de rescate para devolver al usuario la posibilidad de acceder otra vez a la información) En el lado opuesto, se encuentran métodos de robo de información más sofisticados, que suelen relacionarse con los piratas informáticos capaces de encontrar vulnerabilidades de seguridad en los sistemas.